En marzo de 2020 y en marzo de 2021, visité el mismo lugar en condiciones muy diferentes. Es difícil describir la sensación que experimenté. Para mí, fue como la escena final de la película „El planeta de los simios“, en la que el protagonista de la película ve que no está en otro planeta, como había supuesto, sino que el lugar devastado en el que había estado todo el tiempo es la Tierra.
En marzo de 2020, estuve de visita en mi país de origen debido a la Asociación Latinka e.V. visitando nuestros proyectos sociales locales. En este 2021, un año después y en plena pandemia, el hecho que mi madre y mi hermano enfermasen de COVID 19 (ambos se consideran ya recuperados, gracias a Dios) me hizo retornar a casa.
Cuando me llegó la noticia que su prueba de COVID había dado resultado positivo, decidí estar cerca de estos dos seres queridos porque podía y quería. Fue un viaje a lo desconocido que me mostró muchas cosas y del que aprendí otras tantas.
A menudo perdemos de vista lo que estamos creando
¿Quién no está cansado de esta pandemia? ¿Quién no está cansado de esta lucha constante? Esta crisis, simple y llanamente, es una mierda, no puedo endulzar la situación. En mi caso particular, mis raíces tienen un papel adicional y poderoso. Estoy lidiando continuamente con las muertes y el avance severo de la enfermedad en mi país de origen, y ya llevo un año en esta situación.
¿Es por esto por lo que deseo recuperar mi antigua vida?
Mi respuesta es: ¡NO!.
Mi razonamiento es simple:
lo que la humanidad, la sociedad, nuestro entorno y nosotros mismos hemos conseguido durante estos meses de pandemia es una experiencia muy valiosa, ¡e indispensable para el futuro!
Cada uno de nosotros, dentro de su marco y con sus posibilidades, ha sacado lo mejor de este tiempo. Nos hemos redefinido en muchos aspectos y nos hemos adaptado a estos nuevos tiempos. Hemos tenido que replantearnos y reaprender a lidiar con la soledad, el trabajo, el aprendizaje, la escuela, la familia, los amigos, los hobbies, el desaliento y la depresión. También ha sido nuevo el hecho de aceptarnos a nosotros mismos. Hemos soportado la dureza de este mundo y hemos revisado, cambiado, adaptado y reforzado nuestros valores para poder actuar en el presente y hacer posible un nuevo futuro.
A pesar de lo que hemos soportado hasta ahora, no debemos perder de vista lo que estamos creando cada día en esta pandemia, que es larga y extenuante. Hace tiempo decidí centrarme en el „estrés del cambio“ más que en el „estrés de la resistencia“. Prefiero crear lo nuevo en lugar de seguir esperando que vuelva „la vieja“ normalidad, porque esta no va a volver más. Prefiero lidiar con ello y crear la vida como quiero vivirla con todas sus incertidumbres, luchas y desafíos que esta decisión conlleva.
Sólo juntos podemos perseverar y cambiar
El sol sale, alumbra y calienta y se pone cada día. Las olas del mar van y vienen, con nosotros o sin nosotros. Si nos mantenemos unidos y nos vemos en la sociedad como personas que viven siendo parte de una gran comunidad, y nos comprendemos, nuestro recuerdo de esta época de prueba será mucho más rico, positivo y mejor.
Intentando comprender al otro, no queremos imponerle nuestra propia perspectiva, sino que debemos acercarnos a él en busca de un encuentro, de una verdadera „pequeña realidad común“, entonces podremos realmente construir una sociedad juntos.
¿Queremos guardar esta época en nuestra memoria como una historia de éxito o como una época de agobio? ¿Cómo guardas tú este tiempo en tu memoria?